Versículos bíblicos sobre Circuncisión
Versículos bíblicos sobre la Circuncisión
Adentrarse en las Escrituras respecto a la circuncisión ofrece una profunda oportunidad para el crecimiento espiritual. Mientras que el acto físico tenía significancia en el Antiguo Testamento como un signo del pacto con Abraham, comprender su evolución revela una verdad más profunda. Explorar estos versículos nos permite apreciar la transición de rituales externos a transformación interna. A través de un estudio cuidadoso, reconocemos que la verdadera circuncisión es del corazón, una renovación espiritual significada por la fe en Cristo. Al examinar estos pasajes, obtenemos insights en el plan de salvación que se despliega de Dios y la importancia perdurable de una relación genuina con Él, libre de observancias legalistas.
Versículos más útiles
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Así le dejó luego ir. Y ella dijo: Esposo de sangre, á causa de la circuncisión.
Y circuncidó Abraham á su hijo Isaac de ocho días, como Dios le había mandado.
Porque todos los del pueblo que habían salido, estaban circuncidados: mas todo el pueblo que había nacido en el desierto por el camino, después que salieron de Egipto, no estaban circuncidados.
Scripture Passages
Y obedecieron á Hamor y á Sichêm su hijo todos los que salían por la puerta de la ciudad, y circuncidaron á todo varón, á cuantos salían por la puerta de su ciudad.
Y circuncidó Abraham á su hijo Isaac de ocho días, como Dios le había mandado.
Y Moisés respondió delante de Jehová: He aquí, yo soy incircunciso de labios, ¿cómo pues me ha de oir Faraón?
Y obedecieron á Hamor y á Sichêm su hijo todos los que salían por la puerta de la ciudad, y circuncidaron á todo varón, á cuantos salían por la puerta de su ciudad.
Mas si no nos prestareis oído para circuncidaros, tomaremos nuestra hija, y nos iremos.
Debe ser circuncidado el nacido en tu casa, y el comprado por tu dinero: y estará mi pacto en vuestra carne para alianza perpetua.
Mas si no nos prestareis oído para circuncidaros, tomaremos nuestra hija, y nos iremos.
Y circuncidó Abraham á su hijo Isaac de ocho días, como Dios le había mandado.
A Egipto, y á Judá, y á Edom, y á los hijos de Ammón y de Moab, y á todos los arrinconados en el postrer rincón, que moran en el desierto; porque todas las gentes tienen prepucio, y toda la casa de Israel tiene prepucio en el corazón.
Entonces Séphora cogió un afilado pedernal, y cortó el prepucio de su hijo, y echólo á sus pies, diciendo: A la verdad tú me eres un esposo de sangre.
Circuncidad pues el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz.
Era Abraham de edad de noventa y nueve años cuando circuncidó la carne de su prepucio.
Debe ser circuncidado el nacido en tu casa, y el comprado por tu dinero: y estará mi pacto en vuestra carne para alianza perpetua.
A través de los versículos presentados, vemos la circuncisión evolucionando de un signo físico del pacto con Abraham a una metáfora para la transformación interna y devoción espiritual. El Antiguo Testamento enfatiza su importancia como una marca de pertenencia al pueblo elegido de Dios y adhesión a Su ley. Sin embargo, el Nuevo Testamento destaca un cambio, sugiriendo que la verdadera circuncisión no es de la carne, sino del corazón, un apartarse de los deseos mundanos y un compromiso con Cristo. Estos pasajes fomentan la introspección sobre la naturaleza de nuestra fe. ¿Estamos confiando en observancias externas, o estamos permitiendo que Dios circuncide nuestros corazones, removiendo las impurezas que obstaculizan nuestra relación con Él? Que estas Escrituras nos impulsen a examinar nuestras motivaciones internas y perseguir una fe que sea genuina, sincera y arraigada en el amor, la gracia y la obediencia al Espíritu de Dios.