Versículos bíblicos sobre Protección Divina
Versículos bíblicos sobre la Protección Divina
Adentrarse en las Escrituras para entender la Protección Divina desbloquea un profundo sentido de paz y seguridad. En un mundo a menudo lleno de incertidumbre, estos versos iluminan el compromiso inquebrantable de Dios de salvaguardar a aquellos que confían en Él. Estudiar estos pasajes no se trata solo de leer palabras; se trata de cultivar una relación más profunda con el Todopoderoso, reconociendo Su poder y abrazando Su promesa de ser nuestro refugio y fortaleza. Que estos versos sean un recordatorio constante de Su presencia, protegiéndote del daño, guiando tu camino y empoderándote para enfrentar los desafíos de la vida con fe inquebrantable, sabiendo que estás eternamente sostenido en Su cuidado amoroso.
Versículos más útiles
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Desde el día que puse jueces sobre mi pueblo Israel; y yo te daré descanso de todos tus enemigos. Asimismo Jehová te hace saber, que él te quiere hacer casa.
Halláronme los guardas que rondan la ciudad: hiriéronme, llagáronme, quitáronme mi manto de encima los guardas de los muros.
Si no temiese la ira del enemigo, no sea que se envanezcan sus adversarios, no sea que digan: Nuestra mano alta ha hecho todo esto, no Jehová.
Scripture Passages
Jehová alce á ti su rostro, y ponga en ti paz.
Guárdeme Jehová de extender mi mano contra el ungido de Jehová; empero toma ahora la lanza que está á su cabecera, y la botija del agua, y vámonos.
Y Abraham respondió: Porque dije para mí: Cierto no hay temor de Dios en este lugar, y me matarán por causa de mi mujer.
Empero nos has desechado, y nos has hecho avergonzar; y no sales en nuestros ejércitos.
Y alegróse Jethro de todo el bien que Jehová había hecho á Israel, que lo había librado de mano de los Egipcios.
No vuelva avergonzado el abatido: el afligido y el menesteroso alabarán tu nombre.
Yo le seré por padre, y él me será por hijo: y no quitaré de él mi misericordia, como la quité de aquel que fué antes de ti;
Tendrá misericordia del pobre y del menesteroso, y salvará las almas de los pobres.
Y Josué se levantó de mañana, y los sacerdotes tomaron el arca de Jehová.
Y tornó á hacerse guerra: y salió David y peleó contra los Filisteos, é hiriólos con grande estrago, y huyeron delante de él.
Mas persiguiólo Abimelech, delante del cual él huyó; y cayeron heridos muchos hasta la entrada de la puerta.
Porque ¿qué gente grande hay que tenga los dioses cercanos á sí, como lo está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le pedimos?
Porque fuiste fortaleza al pobre, fortaleza al menesteroso en su aflicción, amparo contra el turbión, sombra contra el calor: porque el ímpetu de los violentos es como turbión contra frontispicio.
No temáis, ni os amedrentéis: ¿no te lo hice oir desde antiguo, y te lo dije? Luego vosotros sois mis testigos. No hay Dios sino yo. No hay Fuerte: no conozco ninguno.
Entonces David dijo á todos sus siervos que estaban con él en Jerusalem: Levantaos y huyamos, porque no podremos escapar delante de Absalom; daos priesa á partir, no sea que apresurándose él nos alcance, y arroje el mal sobre nosotros, y hiera la ciudad á filo de espada.
Llevóme á la cámara del vino, y su bandera sobre mí fué amor.
Y mi pueblo habitará en morada de paz, y en habitaciones seguras, y en recreos de reposo.
Excepto Caleb, hijo de Jephone Cenezeo, y Josué hijo de Nun, que fueron perfectos en pos de Jehová.
Y El ángel de Jehová subió de Gilgal á Bochîm, y dijo: Yo os saqué de Egipto, y os introduje en la tierra de la cual había jurado á vuestros padres; y dije: No invalidaré jamás mi pacto con vosotros;
Entonces David dijo á todos sus siervos que estaban con él en Jerusalem: Levantaos y huyamos, porque no podremos escapar delante de Absalom; daos priesa á partir, no sea que apresurándose él nos alcance, y arroje el mal sobre nosotros, y hiera la ciudad á filo de espada.
Y díjoles: Marchaos al monte, porque los que fueron tras vosotros no os encuentren; y estad escondidos allí tres días, hasta que los que os siguen hayan vuelto; y después os iréis vuestro camino.
¿Cómo podría perseguir uno á mil, y dos harían huir á diez mil, si su Roca no los hubiese vendido, y Jehová no los hubiera entregado?
Mas yo estoy como oliva verde en la casa de Dios: en la misericordia de Dios confío perpetua y eternalmente.
Sostenme, y seré salvo; y deleitaréme siempre en tus estatutos.
Porque Jehová será tu confianza, y él preservará tu pie de ser preso.
Mas no quiso Jehová tu Dios oir á Balaam; y Jehová tu Dios te volvió la maldición en bendición, porque Jehová tu Dios te amaba.
Han dicho: Venid, y cortémoslos de ser pueblo, y no haya más memoria del nombre de Israel.
Cuando clamares, líbrente tus allegados; empero á todos ellos llevará el viento, un soplo los arrebatará; mas el que en mí espera, tendrá la tierra por heredad, y poseerá el monte de mi santidad.
OH Dios, sálvame por tu nombre, y con tu poder defiéndeme.
Aderezarás mesa delante de mí, en presencia de mis angustiadores: ungiste mi cabeza con aceite: mi copa está rebosando.
Reposa esta noche, y cuando sea de día, si él te redimiere, bien, redímate; mas si él no te quisiere redimir, yo te redimiré, vive Jehová. Descansa pues hasta la mañana.
Pero Saúl, viendo y considerando que Jehová era con David, y que su hija Michâl lo amaba,
Y criará Jehová sobre toda la morada del monte de Sión, y sobre los lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de fuego que eche llamas: porque sobre toda gloria habrá cobertura.
Y he descendido para librarlos de mano de los Egipcios, y sacarlos de aquella tierra á una tierra buena y ancha, á tierra que fluye leche y miel, á los lugares del Cananeo, del Hetheo, del Amorrheo, del Pherezeo, del Heveo, y del Jebuseo.
Después se volvió Aarón á Moisés á la puerta del tabernáculo del testimonio, cuando la mortandad había cesado.
Confiad en Jehová perpetuamente: porque en el Señor Jehová está la fortaleza de los siglos.
Haya paz en tu antemuro, y descanso en tus palacios.
Bienaventurado el hombre que hinchió su aljaba de ellos: no será avergonzado cuando hablare con los enemigos en la puerta.
Y guardarán lo que tú ordenares, y el cargo de todo el tabernáculo: mas no llegarán á los vasos santos ni al altar, porque no mueran ellos y vosotros.
Yo empero dije: ¿Cómo te pondré por hijos, y te daré la tierra deseable, la rica heredad de los ejércitos de las gentes? Y dije: Padre mío me llamarás, y no te apartarás de en pos de mí.
Los versos bíblicos compilados sobre la protección divina pintan un cuadro vívido del compromiso inquebrantable de Dios de salvaguardar a aquellos que confían en Él. Desde promesas de refugio y liberación hasta declaraciones de asistencia angélica y escudos impenetrables de defensa, estas Escrituras revelan a un Dios que interviene activamente en las vidas de Sus seguidores. Meditar en estos versos ofrece consuelo en tiempos de miedo y fortalece la fe ante la adversidad. Sirven como un potente recordatorio de que no estamos solos en nuestras luchas, sino abrazados por un protector poderoso y amoroso. Mientras reflexionas sobre estos pasajes, considera cómo puedes integrar más profundamente la verdad de la protección de Dios en tu vida diaria, cultivando un espíritu de confianza inquebrantable y entregando tus ansiedades a Sus manos capaces. Abraza la seguridad de que Su ojo vigilante y Su amor inquebrantable te rodean, ofreciendo un santuario en medio de las tormentas de la vida.