Versículos bíblicos sobre Tierra
Versículos bíblicos sobre la Tierra
Explorar lo que dice la Biblia sobre la Tierra nos invita a una comprensión más profunda de nuestro rol dentro de la creación de Dios. La Escritura revela la Tierra no meramente como un escenario para la actividad humana, sino como un testimonio de la artistry, el poder y la amorosa provisión de Dios. Reflexionar sobre estos versos nos anima a cultivar un sentido de mayordomía y reverencia por el planeta, reconociendo su valor intrínseco a los ojos de Dios. Comprender la Tierra a través de una lente bíblica puede transformar nuestra perspectiva, inspirándonos a vivir en armonía con la naturaleza y a defender su cuidado como un acto de adoración.
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Tú, el que afirma los montes con su potencia, ceñido de valentía:
Pídeme, y te daré por heredad las gentes, y por posesión tuya los términos de la tierra.
Yo pongo hoy por testigos al cielo y á la tierra, que presto pereceréis totalmente de la tierra hacia la cual pasáis el Jordán para poseerla: no estaréis en ella largos días sin que seáis destruídos.
Scripture Passages
JEHOVÁ reina, vistióse de magnificencia, vistióse Jehová, ciñóse de fortaleza; afirmó también el mundo, que no se moverá.
Porque el cáliz está en la mano de Jehová, y el vino es tinto, lleno de mistura; y él derrama del mismo: ciertamente sus heces chuparán y beberán todos los impíos de la tierra.
También de las aves de los cielos de siete en siete, macho y hembra; para guardar en vida la casta sobre la faz de toda la tierra.
Y te dé la bendición de Abraham, y á tu simiente contigo, para que heredes la tierra de tus peregrinaciones, que Dios dió á Abraham.
Y bendeciré á los que te bendijeren, y á los que te maldijeren maldeciré: y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
Todo lugar que pisare la planta de vuestro pie, será vuestro: desde el desierto y el Líbano, desde el río, el río Eufrates, hasta la mar postrera será vuestro término.
Y la tierra no os vomitará, por haberla contaminado, como vomitó á la gente que fué antes de vosotros.
Y la vasija de barro en que tocare el que tiene flujo, será quebrada; y toda vasija de madera será lavada con agua.
A su voz se da muchedumbre de aguas en el cielo, y hace subir las nubes de lo postrero de la tierra; hace los relámpagos con la lluvia, y saca el viento de sus depósitos.
No la comerás: en tierra la derramarás como agua.
Entonces serás humillada, hablarás desde la tierra, y tu habla saldrá del polvo; y será tu voz de la tierra como de pythón, y tu habla susurrará desde el polvo.
He aquí, el arca del pacto del Señoreador de toda la tierra pasa el Jordán delante de vosotros.
Por la ira de Jehová de los ejércitos se oscureció la tierra, y será el pueblo como pábulo del fuego: el hombre no tendrá piedad de su hermano.
Entonces temerán las gentes el nombre de Jehová, y todos los reyes de la tierra tu gloria;
Y lo que hizo con Dathán y Abiram, hijos de Eliab hijo de Rubén; cómo abrió la tierra su boca, y tragóse á ellos y á sus casas, y sus tiendas, y toda la hacienda que tenían en pie en medio de todo Israel:
El quita el seso de las cabezas del pueblo de la tierra, y háceles que se pierdan vagueando sin camino:
Dieron los cuerpos de tus siervos por comida á las aves de los cielos; la carne de tus santos á las bestias de la tierra.
El ama justicia y juicio: de la misericordia de Jehová está llena la tierra.
Antes que naciesen los montes, y formases la tierra y el mundo, y desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.
Ensálzate sobre los cielos, oh Dios; sobre toda la tierra tu gloria.
La verdad brotará de la tierra; y la justicia mirará desde los cielos.
Alto sobre todas las naciones es Jehová; sobre los cielos su gloria.
El envía su palabra á la tierra; muy presto corre su palabra.
Y muere en el monte al cual subes, y sé reunido á tus pueblos; al modo que murió Aarón tu hermano en el monte de Hor, y fué reunido á sus pueblos:
Parte, pues, tú ahora esta tierra en heredad á las nueve tribus, y á la media tribu de Manasés.
Por la ira de Jehová de los ejércitos se oscureció la tierra, y será el pueblo como pábulo del fuego: el hombre no tendrá piedad de su hermano.
Y bendeciré á los que te bendijeren, y á los que te maldijeren maldeciré: y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
¿Quién midió las aguas con su puño, y aderezó los cielos con su palmo, y con tres dedos allegó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza, y con peso los collados?
Y cubrió la faz de todo el país, y oscurecióse la tierra; y consumió toda la hierba de la tierra, y todo el fruto de los árboles que había dejado el granizo; que no quedó cosa verde en árboles ni en hierba del campo, por toda la tierra de Egipto.
Así quebrantó David á los suyos con palabras, y no les permitió que se levantasen contra Saúl. Y Saúl, saliendo de la cueva, fuése su camino.
Porque fuego se encenderá en mi furor, y arderá hasta el profundo; y devorará la tierra y sus frutos, y abrasará los fundamentos de los montes.
Hízolo subir sobre las alturas de la tierra, y comió los frutos del campo, é hizo que chupase miel de la peña, y aceite del duro pedernal;
Señor Jehová, tú has comenzado á mostrar á tu siervo tu grandeza, y tu mano fuerte: porque ¿qué dios hay en el cielo ni en la tierra que haga según tus obras, y según tus valentías?
Empero Dios es mi rey ya de antiguo; el que obra saludes en medio de la tierra.
Pide para ti señal de Jehová tu Dios, demandándola en lo profundo, ó arriba en lo alto.
¡Oh tierra! no cubras mi sangre, y no haya lugar á mi clamor.
Todo lo que quiso Jehová, ha hecho en los cielos y en la tierra, en las mares y en todos los abismos.
Levántate, oh Dios, juzga la tierra: porque tú heredarás en todas las gentes.
De la tierra nace el pan, y debajo de ella estará como convertida en fuego.
Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra: postraránse delante de él todos los que descienden al polvo, si bien ninguno puede conservar la vida á su propia alma.
Los versos de la Biblia sobre la Tierra, desde su creación hasta su renovación prometida, pintan un cuadro profundo del poder creador de Dios, su propiedad y su amor perdurable por la humanidad. Nos recuerdan que la Tierra no es meramente un recurso para ser explotado, sino un don sagrado para ser administrado responsablemente, reflejando la gloria de Dios y proveyendo para toda vida. Desde el mandato de cultivar y cuidar el Jardín del Edén hasta la visión de un nuevo cielo y una nueva Tierra, estas Escrituras nos instan hacia una apreciación más profunda del valor inherente del planeta. Reflexionemos sobre nuestro rol como habitantes de esta Tierra, comprometiéndonos a vivir en armonía con la creación, buscando justicia en nuestro trato con el medio ambiente y anticipando con ansias el cumplimiento de la promesa de Dios de un mundo renovado y restaurado donde habita la justicia.