Versículos bíblicos sobre Legado Familiar
Versículos bíblicos sobre Legado Familiar
Explorar el legado familiar a través de la Escritura revela un tapiz profundo tejido con hilos de fe, responsabilidad y amor perdurable. Entender nuestra herencia bíblica ilumina la importancia de transmitir no solo posesiones materiales, sino también valores espirituales y devoción inquebrantable a Dios. Los versos destacados aquí ofrecen guía para construir un legado que honre a Dios, nutra a las generaciones futuras y refleje su gracia. Mientras nos sumergimos en estos pasajes, que encontremos inspiración para crear un impacto duradero arraigado en la rectitud, dejando atrás una herencia de fe que resuena a través de la eternidad. Que la Palabra moldee nuestra comprensión de lo que verdaderamente importa.
Versículos más útiles
Comienza tu estudio con estos pasajes cuidadosamente seleccionados
El que roba á su padre y ahuyenta á su madre, hijo es avergonzador y deshonrador.
Y dijo Rebeca á Isaac: Fastidio tengo de mi vida, á causa de las hijas de Heth. Si Jacob toma mujer de las hijas de Heth, como éstas, de las hijas de esta tierra, ¿para qué quiero la vida?
Mas la tierra del ejido de sus ciudades no se venderá, porque es perpetua posesión de ellos.
Scripture Passages
Toma á Aarón y á Eleazar su hijo, y hazlos subir al monte de Hor;
Mas cuando durmiere con mis padres, llevarme has de Egipto, y me sepultarás en el sepulcro de ellos. Y él respondió: Yo haré como tú dices.
Y SUCEDIÓ después de estas cosas el haberse dicho á José: He aquí tu padre está enfermo. Y él tomó consigo sus dos hijos Manasés y Ephraim.
Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu simiente después de ti en sus generaciones, por alianza perpetua, para serte á ti por Dios, y á tu simiente después de ti.
Y llegáronse los días de Israel para morir, y llamó á José su hijo, y le dijo: Si he hallado ahora gracia en tus ojos, ruégote que pongas tu mano debajo de mi muslo, y harás conmigo misericordia y verdad; ruégote que no me entierres en Egipto;
Y también al hijo de la sierva pondré en gente, porque es tu simiente.
Y dijo Abraham á un criado suyo, el más viejo de su casa, que era el que gobernaba en todo lo que tenía: Pon ahora tu mano debajo de mi muslo,
El Angel que me liberta de todo mal, bendiga á estos mozos: y mi nombre sea llamado en ellos, y el nombre de mis padres Abraham é Isaac: y multipliquen en gran manera en medio de la tierra.
Y Aminadab engendró á Nahasón, y Nahasón engendró á Salmón;
Para que la heredad de los hijos de Israel no sea traspasada de tribu en tribu; porque cada uno de los hijos de Israel se allegará á la heredad de la tribu de sus padres.
Y después de esto vivió Job ciento y cuarenta años, y vió á sus hijos, y á los hijos de sus hijos, hasta la cuarta generación.
Y llegáronse los días de Israel para morir, y llamó á José su hijo, y le dijo: Si he hallado ahora gracia en tus ojos, ruégote que pongas tu mano debajo de mi muslo, y harás conmigo misericordia y verdad; ruégote que no me entierres en Egipto;
Esto es lo que Moisés repartió en heredad en los llanos de Moab, de la otra parte del Jordán de Jericó, al oriente.
Y respondió José á su padre: Son mis hijos, que Dios me ha dado aquí. Y él dijo: Allégalos ahora á mí, y los bendeciré.
Sino para que sea un testimonio entre nosotros y vosotros, y entre los que vendrán después de nosotros, de que podemos hacer el servicio de Jehová delante de él con nuestros holocaustos, con nuestros sacrificios, y con nuestros pacíficos; y no digan mañana vuestros hijos á los nuestros: Vosotros no tenéis parte en Jehová.
Y Aminadab engendró á Nahasón, y Nahasón engendró á Salmón;
Sino para que sea un testimonio entre nosotros y vosotros, y entre los que vendrán después de nosotros, de que podemos hacer el servicio de Jehová delante de él con nuestros holocaustos, con nuestros sacrificios, y con nuestros pacíficos; y no digan mañana vuestros hijos á los nuestros: Vosotros no tenéis parte en Jehová.
Y ACONTECIÓ que cuando hubo Isaac envejecido, y sus ojos se ofuscaron quedando sin vista, llamó á Esaú, su hijo el mayor, y díjole: Mi hijo. Y él respondió: Heme aquí.
Y después de esto vivió Job ciento y cuarenta años, y vió á sus hijos, y á los hijos de sus hijos, hasta la cuarta generación.
Y él respondió: Que estas siete corderas tomarás de mi mano, para que me sean en testimonio de que yo cavé este pozo.
Si tus hijos guardaren mi alianza, y mi testimonio que yo les enseñaré, sus hijos también se sentarán sobre tu trono para siempre.
Y á los hijos de Israel hablarás, diciendo: Cuando alguno muriere sin hijos, traspasaréis su herencia á su hija:
Y si no tuviere hija, daréis su herencia á sus hermanos:
Y el criado le respondió: Quizá la mujer no querrá venir en pos de mí á esta tierra: ¿volveré, pues, tu hijo á la tierra de donde saliste?
Y los poseeréis por juro de heredad para vuestros hijos después de vosotros, como posesión hereditaria; para siempre os serviréis de ellos; empero en vuestros hermanos los hijos de Israel, no os enseñorearéis cada uno sobre su hermano con dureza.
Y Booz dijo á los ancianos y á todo el pueblo: Vosotros sois hoy testigos de que tomo todas las cosas que fueron de Elimelech, y todo lo que fué de Chelión y de Mahalón, de mano de Noemi;
Y Sara, mujer de mi amo, parió en su vejez un hijo á mi señor, quien le ha dado todo cuanto tiene.
Y los hijos de José, que le nacieron en Egipto, dos personas. Todas las almas de la casa de Jacob, que entraron en Egipto, fueron setenta.
Y la mujer de Amram se llamó Jochâbed, hija de Leví, la cual nació á Leví en Egipto: ésta parió de Amram á Aarón y á Moisés, y á María su hermana.
Los hijos que nacieren de ellos, á la tercera generación entrarán en la congregación de Jehová.
El que roba á su padre y ahuyenta á su madre, hijo es avergonzador y deshonrador.
Entonces él me respondió: Jehová, en cuya presencia he andado, enviará su ángel contigo, y prosperará tu camino; y tomarás mujer para mi hijo de mi linaje y de la casa de mi padre:
Será que, el día que hiciere heredar á sus hijos lo que tuviere, no podrá dar el derecho de primogenitura á los hijos de la amada en preferencia al hijo de la aborrecida, que es el primogénito;
Y quedó la heredad y la cueva que en ella había, por de Abraham, en posesión de sepultura adquirida de los hijos de Heth.
Porque las hijas de Manasés poseyeron herencia entre sus hijos: y la tierra de Galaad fué de los otros hijos de Manasés.
Y Abraham le dijo: Guárdate que no vuelvas á mi hijo allá.
Mandóles luego, y díjoles: Yo voy á ser reunido con mi pueblo: sepultadme con mis padres en la cueva que está en el campo de Ephrón el Hetheo;
Y también al hijo de la sierva pondré en gente, porque es tu simiente.
Yo te ruego que dejes volver á tu siervo, y que muera en mi ciudad, junto al sepulcro de mi padre y de mi madre. He aquí tu siervo Chimham; que pase él con mi señor el rey, y hazle lo que bien te pareciere.
Y tenía el hijo de Saúl dos varones, los cuales eran capitanes de compañía, el nombre de uno era Baana, y el del otro Rechâb, hijos de Rimmón Beerothita, de los hijos de Benjamín: (porque Beeroth era contada con Benjamín;
Los versos bíblicos que exploran el legado familiar pintan un cuadro profundo del impacto intergeneracional, la responsabilidad y la bendición. Revelan que nuestras acciones, fe y valores resuenan mucho más allá de nuestras propias vidas, moldeando el paisaje espiritual y moral para las generaciones venideras. Desde las promesas del pacto extendidas a los descendientes de Abraham hasta el énfasis en la instrucción parental en Proverbios, la Escritura subraya el poder que tenemos para formar familias futuras. Meditar en estos versos fomenta una vida intencional, instándonos a examinar el legado que estamos creando. ¿Estamos construyendo un fundamento de fe, amor e integridad? En última instancia, cultivar un legado familiar piadoso requiere esfuerzo consistente, discernimiento orante y un compromiso para transmitir las verdades eternas de la Palabra de Dios, asegurando que nuestras familias continúen prosperando en su gracia por años venideros.