Versículos bíblicos sobre Gracia
Versículos de la Biblia sobre la Gracia
Sumérgete en el océano ilimitado de la gracia de Dios a través de estos versículos de la Biblia cuidadosamente seleccionados. Entender la gracia es fundamental para captar el mismo corazón del cristianismo. Es el favor inmerecido, el don divino ofrecido libremente a nosotros, a pesar de nuestras imperfecciones. A través de las Escrituras, vemos la gracia como la piedra angular de la salvación, la fuente del perdón y la fuerza empoderadora que nos permite vivir vidas agradables a Dios. Abraza estos versículos, medita en su significado y permite que el poder transformador de la gracia remodela tu comprensión del amor de Dios y tu relación con Él. Que las Escrituras iluminen el camino hacia una apreciación más profunda de este precioso don.
Versículos más útiles
Comienza tu estudio con estos pasajes cuidadosamente seleccionados
Hazme acordar, entremos en juicio juntamente; relata tú para abonarte.
Y entonces se mostrará la señal del Hijo del hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del hombre que vendrá sobre las nubes del cielo, con grande poder y gloria.
Entonces vino á sus discípulos y díceles: Dormid ya, y descansad: he aquí ha llegado la hora, y el Hijo del hombre es entregado en manos de pecadores.
Scripture Passages
Y aun te ha parecido poco esto, Señor Jehová, pues que también has hablado de la casa de tu siervo en lo por venir. ¿Es ése el modo de obrar del hombre, Señor Jehová?
Todos los que están conmigo te saludan. Saluda á los que nos aman en la fe. La gracia sea con todos vosotros. Amén. A Tito, el cual fué el primer obispo ordenado á la iglesia de los Cretenses, escrita de Nicópolis de Macedonia.
Gracia á vosotros y paz de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Y confesarán su iniquidad, y la iniquidad de sus padres, por su prevaricación con que prevaricaron contra mí: y también porque anduvieron conmigo en oposición,
¿No tenemos potestad de traer con nosotros una hermana mujer también como los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas?
¿O sólo yo y Bernabé no tenemos potestad de no trabajar?
Mas sus discípulos, oyendo estas cosas, se espantaron en gran manera, diciendo: ¿Quién pues podrá ser salvo?
De manera que exhortamos á Tito, que como comenzó antes, así también acabe esta gracia entre vosotros también.
Y en la ley Moisés nos mandó apedrear á las tales: tú pues, ¿qué dices?
Entonces los Fariseos le dijeron: Tú de ti mismo das testimonio: tu testimonio no es verdadero.
Mas vuestros ojos han visto todos los grandes hechos que Jehová ha ejecutado.
Otra vez tornó Jehová á hablarme, diciendo:
Para que abras ojos de ciegos, para que saques de la cárcel á los presos, y de casas de prisión á los que están de asiento en tinieblas.
Porque la ley constituye sacerdotes á hombres flacos; mas la palabra del juramento, después de la ley, constituye al Hijo, hecho perfecto para siempre.
Quieras, oh Jehová, librarme; Jehová, apresúrate á socorrerme.
¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en andar tú con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra?
Si el espíritu del príncipe se exaltare contra ti, no dejes tu lugar; porque la lenidad hará cesar grandes ofensas.
Oye mi voz conforme á tu misericordia; oh Jehová, vivifícame conforme á tu juicio.
Alegad por vuestra causa, dice Jehová: exhibid vuestros fundamentos, dice el Rey de Jacob.
No se cansará, ni desmayará, hasta que ponga en la tierra juicio; y las islas esperarán su ley.
No tuve reposo en mi espíritu, por no haber hallado á Tito mi hermano: así, despidiéndome de ellos, partí para Macedonia.
Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan; y digan siempre los que aman tu salud: Jehová sea ensalzado.
Entonces los humildes crecerán en alegría en Jehová, y los pobres de los hombres se gozarán en el Santo de Israel.
De esta manera pues será purgada la iniquidad de Jacob; y éste será todo el fruto, la remoción de su pecado, cuando tornare todas las piedras del altar como piedras de cal desmenuzadas, y no se levantarán los bosques, ni las imágenes del sol.
No creáis en amigo, ni confiéis en príncipe: de la que duerme á tu lado, guarda, no abras tu boca.
Y él dijo: Bendito sea Jehová Dios de Israel, el cual con su mano ha cumplido lo que habló por su boca á David mi padre, diciendo:
Vengan á mí tus misericordias, y viva; porque tu ley es mi deleite.
El hombre sabio es fuerte; y de pujante vigor el hombre docto.
Tal será el conocimiento de la sabiduría á tu alma: si la hallares tendrá recompensa, y al fin tu esperanza no será cortada.
Y si el justo con dificultad se salva, ¿á dónde aparecerá el infiel y el pecador?
Porque hemos oído que Jehová hizo secar las aguas del mar Bermejo delante de vosotros, cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho á los dos reyes de los Amorrheos que estaban de la parte allá del Jordán, á Sehón y á Og, á los cuales habéis destruído.
Porque demandando la sangre se acordó de ellos: no se olvidó del clamor de los pobres.
Y si Jehová tu Dios ensanchare tu término, como lo juró á tus padres, y te diere toda la tierra que dijo á tus padres que había de dar;
Y ellos como lo oyeron, glorificaron á Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de Judíos hay que han creído; y todos son celadores de la ley:
Tomando á éstos contigo, purifícate con ellos, y gasta con ellos, para que rasuren sus cabezas, y todos entiendan que no hay nada de lo que fueron informados acerca de ti; sino que tú también andas guardando la ley.
Bienaventurado el hombre á quien tú, JAH, castigares, y en tu ley lo instruyeres;
Para hacer heredar á mis amigos el ser, y que yo hincha sus tesoros.
Dícele Jesús: Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
Y aconteció que algunos del pueblo salieron en el séptimo día á recoger, y no hallaron.
Y Lot les dijo: No, yo os ruego, señores míos;
Los versículos explorados revelan la gracia como el favor inmerecido y la bondad amorosa de Dios, un don dado libremente a través de la fe en Jesucristo. Desde el anticipo del Antiguo Testamento de la naturaleza compasiva de Dios hasta la declaración explícita del Nuevo Testamento de la salvación por gracia, emerge un hilo consistente: somos salvados no por nuestras propias obras, sino por el amor ilimitado de Dios. Estas Escrituras destacan la gracia como el fundamento de nuestra relación con Dios, moldeando nuestra identidad y empoderándonos para vivir vidas agradables a Él. Reflexionando sobre estos pasajes, considera cómo la gracia se ha manifestado en tu propia vida, tanto en momentos de salvación como en bendiciones diarias. Busca extender esa misma gracia a los demás, demostrando el poder transformador del amor de Dios en tus acciones y palabras. Abraza la libertad y el perdón ofrecidos a través de la gracia, y deja que sea la fuerza impulsora detrás de una vida vivida en gratitud y servicio.