Versículos bíblicos sobre Mano
Versículos de la Biblia sobre la Mano
La mano, un símbolo de acción, creación y conexión, se menciona frecuentemente a lo largo de las Escrituras, ofreciendo profundas percepciones sobre el poder de Dios y nuestra relación con Él. Al estudiar los versículos bíblicos sobre la 'mano', descubrimos la participación activa de Dios en el mundo, desde la creación de los cielos hasta la liberación de su pueblo. Vemos su mano como fuente de bendición, protección y guía. Comprender estos versículos nos permite reconocer su presencia en nuestras vidas, empoderándonos para usar nuestras propias manos en servicio a Él, extender compasión y edificar su reino en la Tierra. Sumergámonos en estas Escrituras y descubramos el poder transformador de la mano de Dios en acción.
Versículos más útiles
Comienza tu estudio con estos pasajes cuidadosamente seleccionados
Dijo luego David: ¿Me entregarán los vecinos de Keila á mí y á mis hombres en manos de Saúl? Y Jehová respondió: Te entregarán.
Puso luego el resto de la gente en mano de Abisai su hermano, ordenándolos en batalla contra los Ammonitas.
Y no me encerraste en mano del enemigo; hiciste estar mis pies en anchura.
Scripture Passages
Venid, y vendámosle á los Ismaelitas, y no sea nuestra mano sobre él; que nuestro hermano es nuestra carne. Y sus hermanos acordaron con él.
Para que todos los pueblos de la tierra conozcan la mano de Jehová, que es fuerte; para que temáis á Jehová vuestro Dios todos los días.
Los que á Jehová amáis, aborreced el mal: guarda él las almas de sus santos; de mano de los impíos los libra.
¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de las manos de estos dioses fuertes? Estos son los dioses que hirieron á Egipto con toda plaga en el desierto.
Y fué el número de los que lamieron las aguas, llegándola con la mano á la boca, trescientos hombres: y todo el resto del pueblo se dobló sobre sus rodillas para beber las aguas.
Antes has de matarlo; tu mano será primero sobre él para matarle, y después la mano de todo el pueblo.
Y como Amasa no se cuidó de la daga que Joab en la mano tenía, hirióle éste con ella en la quinta costilla, y derramó sus entrañas por tierra, y cayó muerto sin darle segundo golpe. Después Joab y su hermano Abisai fueron en seguimiento de Seba hijo de Bichri.
Ve por la mañana á Faraón, he aquí que él sale á las aguas; y tú ponte á la orilla del río delante de él, y toma en tu mano la vara que se volvió culebra,
De todos los hijos que parió, no hay quien la gobierne; ni quien la tome por su mano de todos los hijos que crió.
Y tomará el sacerdote de la sangre de la víctima por la culpa, y pondrá el sacerdote sobre la ternilla de la oreja derecha del que se purifica, y sobre el pulgar de su mano derecha, y sobre el pulgar de su pie derecho.
Y que pluguiera á Dios quebrantarme; que soltara su mano, y me deshiciera!
Y sucedió, cuando paría, que sacó la mano el uno, y la partera tomó y ató á su mano un hilo de grana, diciendo: Este salió primero.
Entonces dijo Abisai á David: Hoy ha Dios entregado á tu enemigo en tus manos: ahora pues, herirélo luego con la lanza, cosiéndole con la tierra de un golpe, y no segundaré.
Serte ha, pues, como una señal sobre tu mano, y por una memoria delante de tus ojos; ya que Jehová nos sacó de Egipto con mano fuerte.
Y Jehová no había determinado raer el nombre de Israel de debajo del cielo: por tanto, los salvó por mano de Jeroboam hijo de Joas.
La tierra es entregada en manos de los impíos, y él cubre el rostro de sus jueces. Si no es él, ¿quién es? ¿dónde está?
De Rameses partieron en el mes primero, á los quince días del mes primero: el segundo día de la pascua salieron los hijos de Israel con mano alta, á ojos de todos los Egipcios.
Por cuanto él extendió su mano contra Dios, y se esforzó contra el Todopoderoso,
Y junten toda la provisión de estos buenos años que vienen, y alleguen el trigo bajo la mano de Faraón para mantenimiento de las ciudades; y guárdenlo.
Y añadió David: Jehová que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este Filisteo. Y dijo Saúl á David: Ve, y Jehová sea contigo.
Entonces David dijo á Gad: En grande angustia estoy: ruego que caiga en la mano de Jehová, porque sus miseraciones son muchas, y que no caiga yo en manos de hombres.
Porque tus saetas descendieron á mí, y sobre mí ha caído tu mano.
Y dijo: ¿Por qué persigue así mi señor á su siervo? ¿qué he hecho? ¿qué mal hay en mi mano?
Y como llegó á una majada de ovejas en el camino, donde había una cueva, entró Saúl en ella á cubrir sus pies: y David y los suyos estaban á los lados de la cueva.
Y Jehová dijo á Moisés: Di á Aarón: Extiende tu mano con tu vara sobre los ríos, arroyos, y estanques, para que haga venir ranas sobre la tierra de Egipto.
Y Rubén habló á su padre, diciendo: Harás morir á mis dos hijos, si no te lo volviere; entrégalo en mi mano, que yo lo volveré á ti.
Por la mañana siembra tu simiente, y á la tarde no dejes reposar tu mano: porque tú no sabes cuál es lo mejor, si esto ó lo otro, ó si ambas á dos cosas son buenas.
¿Por qué quitaré yo mi carne con mis dientes, y pondré mi alma en mi mano?
Así hace retirarse á todo hombre, para que los hombres todos reconozcan su obra.
Y Jehová la entregó también á ella, y á su rey, en manos de Israel; y metióla á filo de espada, con todo lo que en ella había vivo, sin quedar nada: mas á su rey hizo de la manera que había hecho al rey de Jericó.
Yo lo fío; á mí me pedirás cuenta de él: si yo no te lo volviere y lo pusiere delante de ti, seré para ti el culpante todos los días:
Y dijo Abraham á un criado suyo, el más viejo de su casa, que era el que gobernaba en todo lo que tenía: Pon ahora tu mano debajo de mi muslo,
Por tanto, rey, desciende ahora presto, según todo el deseo de tu alma, y nosotros lo entregaremos en la mano del rey.
Por tanto, rey, desciende ahora presto, según todo el deseo de tu alma, y nosotros lo entregaremos en la mano del rey.
Y secará Jehová la lengua de la mar de Egipto; y levantará su mano con fortaleza de su espíritu sobre el río, y herirálo en sus siete brazos, y hará que pasen por él con zapatos.
Y el furor de Jehová se encendió contra Uzza, é hiriólo, porque había extendido su mano al arca: y murió allí delante de Dios.
El enemigo dijo: Perseguiré, prenderé, repartiré despojos; mi alma se henchirá de ellos; sacaré mi espada, destruirlos ha mi mano.
Aun amó los pueblos; todos sus santos en tu mano: ellos también se llegaron á tus pies: recibieron de tus dichos.
Entonces se levantó Jonathán hijo de Saúl, y vino á David en el bosque, y confortó su mano en Dios.
Y Saúl dijo: Decid así á David: No está el contentamiento del rey en el dote, sino en cien prepucios de Filisteos, para que sea tomada venganza de los enemigos del rey. Mas Saúl pensaba echar á David en manos de los Filisteos.
Desde la creación hasta la bendición, la mano, tal como se describe en estos versículos, es un potente símbolo a lo largo de las Escrituras. Representa el poder, la protección y la provisión de Dios, evidentes en el acto de creación, la liberación de enemigos y la gracia sustentadora que Él ofrece. Por el contrario, nuestras propias manos se convierten en instrumentos de bien y mal, capaces de edificar o derribar, bendecir o maldecir. Reflexionar sobre estos pasajes nos anima a examinar el trabajo de nuestras manos y las intenciones detrás de ellas. ¿Estamos usando nuestras habilidades para servir a los demás, crear belleza y justicia, o nos estamos rindiendo al egoísmo y al comportamiento destructivo? En última instancia, la Biblia nos invita a consagrar nuestras manos a los propósitos de Dios, permitiendo que se conviertan en extensiones de su amor y agentes de cambio positivo en el mundo, trabajando hacia un futuro en el que cada mano contribuya al avance de su reino.