Versículos bíblicos sobre Sanidad
Versículos de la Biblia sobre la Sanidad
El viaje hacia la sanidad, tanto física como espiritual, es un anhelo profundamente humano que resuena a lo largo de las escrituras. Explorar versículos bíblicos sobre la sanidad ofrece un camino para entender la compasión y el poder de Dios en nuestras vidas. Estos versículos revelan no solo instancias de intervención divina, sino también verdades profundas sobre la fe, el perdón y la naturaleza restauradora del amor de Dios. Mientras profundizas en estos pasajes, permite que iluminen el potencial de integridad dentro de ti, recordándote que la sanidad a menudo es un proceso guiado por la fe, la oración y la creencia inquebrantable en la capacidad de Dios para reparar lo que está roto.
Versículos más útiles
Comienza tu estudio con estos pasajes cuidadosamente seleccionados
E introdújola Isaac á la tienda de su madre Sara, y tomó á Rebeca por mujer; y amóla: y consolóse Isaac después de la muerte de su madre.
Yo voy el camino de toda la tierra: esfuérzate, y sé varón.
Guarda la ordenanza de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y observando sus estatutos y mandamientos, y sus derechos y sus testimonios, de la manera que está escrito en la ley de Moisés, para que seas dichoso en todo lo que hicieres, y en todo aquello á que te tornares;
Scripture Passages
Y entonces se mostrará la señal del Hijo del hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del hombre que vendrá sobre las nubes del cielo, con grande poder y gloria.
Entonces vino á sus discípulos y díceles: Dormid ya, y descansad: he aquí ha llegado la hora, y el Hijo del hombre es entregado en manos de pecadores.
También sobre su cama es castigado con dolor fuerte en todos sus huesos,
Todos los que están conmigo te saludan. Saluda á los que nos aman en la fe. La gracia sea con todos vosotros. Amén. A Tito, el cual fué el primer obispo ordenado á la iglesia de los Cretenses, escrita de Nicópolis de Macedonia.
Gracia á vosotros y paz de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Entonces salió Lot, y habló á sus yernos, los que habían de tomar sus hijas, y les dijo: Levantaos, salid de este lugar; porque Jehová va á destruir esta ciudad. Mas pareció á sus yernos como que se burlaba.
¿No tenemos potestad de traer con nosotros una hermana mujer también como los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas?
¿O sólo yo y Bernabé no tenemos potestad de no trabajar?
Mas sus discípulos, oyendo estas cosas, se espantaron en gran manera, diciendo: ¿Quién pues podrá ser salvo?
Pues de su grado han dado conforme á sus fuerzas, yo testifico, y aun sobre sus fuerzas;
De manera que exhortamos á Tito, que como comenzó antes, así también acabe esta gracia entre vosotros también.
Y en la ley Moisés nos mandó apedrear á las tales: tú pues, ¿qué dices?
Entonces los Fariseos le dijeron: Tú de ti mismo das testimonio: tu testimonio no es verdadero.
Porque la ley constituye sacerdotes á hombres flacos; mas la palabra del juramento, después de la ley, constituye al Hijo, hecho perfecto para siempre.
Oh Dios, oye mi oración; escucha las razones de mi boca.
ESCUCHA, oh Dios, mi oración, y no te escondas de mi súplica.
Alegad por vuestra causa, dice Jehová: exhibid vuestros fundamentos, dice el Rey de Jacob.
No se cansará, ni desmayará, hasta que ponga en la tierra juicio; y las islas esperarán su ley.
No tuve reposo en mi espíritu, por no haber hallado á Tito mi hermano: así, despidiéndome de ellos, partí para Macedonia.
Mas si el santificante redimiere su casa, añadirá á tu valuación el quinto del dinero de ella, y será suya.
Y si el que santificó la tierra quisiere redimirla, añadirá á tu estimación el quinto del dinero de ella, y quedaráse para él.
No creáis en amigo, ni confiéis en príncipe: de la que duerme á tu lado, guarda, no abras tu boca.
El hombre sabio es fuerte; y de pujante vigor el hombre docto.
Tal será el conocimiento de la sabiduría á tu alma: si la hallares tendrá recompensa, y al fin tu esperanza no será cortada.
Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos: que Jehová tu Dios es el que va contigo: no te dejará ni te desamparará.
Al que hirió á Egipto en sus primogénitos, porque para siempre es su misericordia.
Además, si algunos riñeren, y alguno hiriere á su prójimo con piedra ó con el puño, y no muriere, pero cayere en cama;
Y si el justo con dificultad se salva, ¿á dónde aparecerá el infiel y el pecador?
EN aquel tiempo Merodach-baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y presentes á Ezechîas; porque había oído que había estado enfermo, y que había convalecido.
Y ellos como lo oyeron, glorificaron á Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de Judíos hay que han creído; y todos son celadores de la ley:
Tomando á éstos contigo, purifícate con ellos, y gasta con ellos, para que rasuren sus cabezas, y todos entiendan que no hay nada de lo que fueron informados acerca de ti; sino que tú también andas guardando la ley.
Bienaventurado el hombre á quien tú, JAH, castigares, y en tu ley lo instruyeres;
Y tú, Jehová Señor, haz conmigo por amor de tu nombre: líbrame, porque tu misericordia es buena.
Ayúdame, Jehová Dios mío: sálvame conforme á tu misericordia.
Y huélgome por vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis: mas vamos á él.
Dícele Jesús: Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
Y el Dios Omnipotente os dé misericordias delante de aquel varón, y os suelte al otro vuestro hermano, y á este Benjamín. Y si he de ser privado de mis hijos, séalo.
Y ellos respondieron: Bien va á tu siervo nuestro padre; aun vive. Y se inclinaron, é hicieron reverencia.
Y diéronle las nuevas, diciendo: José vive aún; y él es señor en toda la tierra de Egipto. Y su corazón se desmayó; pues no los creía.
Guardad pues mis mandamientos, y ejecutadlos: Yo Jehová.
La Biblia desborda de versículos que prometen sanidad – física, emocional y espiritual. Desde las reconfortantes seguridades de los Salmos hasta los actos milagrosos de Jesús en los Evangelios, y las poderosas declaraciones de fe en Santiago, estos pasajes ofrecen esperanza y aliento en tiempos de sufrimiento. Revelan a un Dios que se preocupa profundamente por nuestro bienestar y desea activamente restaurarnos a la integridad. Reflexionar sobre estos versículos nos recuerda que la sanidad puede manifestarse de diversas maneras, a menudo excediendo nuestra comprensión limitada. Mientras algunos experimentan una restauración instantánea, otros encuentran fuerza y paz en medio de enfermedades crónicas. En última instancia, estos versículos de sanidad nos llaman a una dependencia orante en Dios, cultivando fe en Su amor inquebrantable y buscando Su sabiduría para navegar los desafíos de la enfermedad con gracia y esperanza, confiando en Su promesa de sanidad ultimate, ya sea en esta vida o en la venidera.