Versículos bíblicos sobre Señor
Versículos bíblicos sobre el Señor
Comprender "Maestro" en la Escritura es pivotal para captar nuestra relación con Dios y Cristo. La Biblia usa "Maestro" para describir tanto la autoridad terrenal como la soberanía divina. Explorar estos versículos ilumina las profundas implicaciones de la sumisión, la obediencia y el servicio. Al estudiar cómo las figuras bíblicas interactuaron con sus maestros, tanto humanos como divinos, ganamos perspicacia en la humildad, la responsabilidad y el verdadero significado del discipulado. Este conocimiento nos equipa para navegar mejor nuestras propias vidas, fomentando una conexión más profunda con el Maestro supremo y viviendo una vida que refleja sus enseñanzas y amor. Que las Escrituras te guíen hacia una comprensión más plena de este concepto vital.
Most Helpful Verses
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Y los Midianitas lo vendieron en Egipto á Potiphar, eunuco de Faraón, capitán de los de la guardia.
Así tornaré á todo el pueblo á ti: y cuando ellos hubieren vuelto, (pues aquel hombre es el que tú quieres) todo el pueblo estará en paz.
Y tú dijiste á tus siervos: Traédmelo, y pondré mis ojos sobre él.
Scripture Passages
Si él pudiere pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros siervos: y si yo pudiere más que él, y lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis.
Jehová en las alturas es más poderoso que el estruendo de las muchas aguas, más que las recias ondas de la mar.
Te ofreceré sacrificio de alabanza, é invocaré el nombre de Jehová.
Así tornaré á todo el pueblo á ti: y cuando ellos hubieren vuelto, (pues aquel hombre es el que tú quieres) todo el pueblo estará en paz.
Sus ojos, como palomas junto á los arroyos de las aguas, que se lavan con leche, y á la perfección colocados.
En seguida dijo: Una palabra tengo que decirte. Y ella dijo: Di.
Y el hombre estaba maravillado de ella, callando, para saber si Jehová había prosperado ó no su viaje.
Ahora pues, si vosotros hacéis misericordia y verdad con mi señor, declarádmelo; y si no, declarádmelo; y echaré á la diestra ó á la siniestra.
Sus ojos, como palomas junto á los arroyos de las aguas, que se lavan con leche, y á la perfección colocados.
Y dijo á su mozo: Corre y busca las saetas que yo tirare. Y como el muchacho iba corriendo, él tiraba la saeta que pasara más allá de él.
Conozco todas las aves de los montes, y en mi poder están las fieras del campo.
Como frío de nieve en tiempo de la siega, así es el mensajero fiel á los que lo envían: pues al alma de su señor da refrigerio.
Aparté su hombro de debajo de la carga; sus manos se quitaron de vasijas de barro.
Los montes saltaron como carneros: los collados como corderitos.
Sus ojos, como palomas junto á los arroyos de las aguas, que se lavan con leche, y á la perfección colocados.
Y ella me respondiere, Bebe tú, y también para tus camellos sacaré agua: ésta sea la mujer que destinó Jehová para el hijo de mi señor.
El que amansa el estruendo de los mares, el estruendo de sus ondas, y el alboroto de las gentes.
Tu cabeza encima de ti, como el Carmelo; y el cabello de tu cabeza, como la púrpura del rey ligada en los corredores.
Y díjoles Isaías: Diréis así á vuestro señor: Así dice Jehová: No temas por las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria.
Y Esaú dijo: Dejaré ahora contigo de la gente que viene conmigo. Y él dijo: ¿Para qué esto? halle yo gracia en los ojos de mi señor.
Otra vez tornó Jehová á hablarme, diciendo:
De la manera que Jehová lo había mandado á Moisés su siervo, así Moisés lo mandó á Josué: y así Josué lo hizo, sin quitar palabra de todo lo que Jehová había mandado á Moisés.
El hombre entonces se inclinó, y adoró á Jehová.
Misericordia mía y mi castillo, altura mía y mi libertador, escudo mío, en quien he confiado; el que allana mi pueblo delante de mí.
Mas Jehová fué con José, y fué varón prosperado: y estaba en la casa de su señor el Egipcio.
Y aconteció después de esto, que la mujer de su señor puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo.
Y vió su señor que Jehová era con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano.
Y él no quiso, y dijo á la mujer de su señor: He aquí que mi señor no sabe conmigo lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo que tiene:
Y acontecerá que aquel día silbará Jehová á la mosca que está en el fin de los ríos de Egipto, y á la abeja que está en la tierra de Asiria.
Mas Jehová fué con José, y fué varón prosperado: y estaba en la casa de su señor el Egipcio.
Y aconteció después de esto, que la mujer de su señor puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo.
Y vió su señor que Jehová era con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano.
Y él no quiso, y dijo á la mujer de su señor: He aquí que mi señor no sabe conmigo lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo que tiene:
Y Nabal respondió á los criados de David, y dijo: ¿Quién es David? ¿y quién es el hijo de Isaí? Muchos siervos hay hoy que se huyen de sus señores.
Y Abraham replicó y dijo: He aquí ahora que he comenzado á hablar á mi Señor, aunque soy polvo y ceniza:
Y cuando alguno hiriere el ojo de su siervo, ó el ojo de su sierva, y lo entortare, darále libertad por razón de su ojo.
Yo daré vuestra lluvia en su tiempo, y la tierra rendirá sus producciones, y el árbol del campo dará su fruto;
¿Será quitada la presa al valiente? ó ¿libertaráse la cautividad legítima?
No oprimirás á tu prójimo, ni le robarás. No se detendrá el trabajo del jornalero en tu casa hasta la mañana.
Y volvióse de en pos de él, y tomó un par de bueyes, y matólos, y con el arado de los bueyes coció la carne de ellos, y dióla al pueblo que comiesen. Después se levantó, y fué tras Elías, y servíale.
Explorar versículos bíblicos sobre "Maestro" revela una comprensión multifacética de la autoridad, el servicio y, en última instancia, el discipulado. Estos pasajes destacan tanto la relación terrenal entre amo y siervo como, más importante aún, el Señorío supremo de Jesucristo. Ya sea considerando mandamientos para el tratamiento justo de los siervos humanos o la llamada a someterse a Cristo como nuestro Maestro supremo, los versículos enfatizan la responsabilidad, el respeto y la obediencia. Reconocer a Jesús como Maestro transforma nuestra perspectiva, moldeando nuestras acciones y motivaciones hacia servirle a Él y a los demás con humildad y dedicación. Reflexionar sobre estos versículos fomenta una autoevaluación constante: ¿Estamos realmente viviendo como siervos de Cristo, reflejando su carácter en todos los aspectos de nuestras vidas? Que estos principios nos guíen hacia un compromiso más profundo con su Señorío y una expresión más impactante de nuestra fe.