Versículos bíblicos sobre Negociación
Versículos bíblicos sobre la Negociación
La negociación, a menudo vista como una habilidad mundana, encuentra una profunda resonancia dentro del tapiz de las Escrituras. Explorar versículos bíblicos sobre negociación revela una comprensión más profunda de la comunicación, el compromiso y la búsqueda de resoluciones pacíficas. A través de estos versículos, descubrimos principios de equidad, humildad y la importancia de honrar nuestros compromisos. Ellos iluminan cómo la sabiduría divina puede guiarnos en la navegación de situaciones complejas, fomentando la reconciliación y construyendo relaciones más fuertes, reflejando el corazón de Dios que desea la unidad y la paz entre Sus hijos. Que estas Escrituras te inspiren a abordar las negociaciones con integridad, gracia y un deseo de reflejar a Cristo en todas tus interacciones.
Versículos más útiles
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Y dijo: He aquí ahora que he emprendido el hablar á mi Señor: quizá se hallarán allí veinte. No la destruiré, respondió, por amor de los veinte.
No quiso, pues, Edom dejar pasar á Israel por su término, y apartóse Israel de él.
Y el rey de Asiria envió á Rabsaces con grande ejército desde Lachîs á Jerusalem al rey Ezechîas: y asentó el campo á los caños de la pesquera de arriba, en el camino de la heredad del Lavador.
Scripture Passages
Y él hablará por ti al pueblo; y él te será á ti en lugar de boca, y tú serás para él en lugar de Dios.
Dan juzgará á su pueblo, como una de las tribus de Israel.
Alcanzó pues Labán á Jacob, y éste había fijado su tienda en el monte: y Labán plantóla con sus hermanos en el monte de Galaad.
Vinieron pues todos los ancianos de Israel al rey en Hebrón, y el rey David hizo con ellos alianza en Hebrón delante de Jehová; y ungieron á David por rey sobre Israel.
Manzana de oro con figuras de plata es la palabra dicha como conviene.
Y apartándose de él hacia otros, habló lo mismo; y respondiéronle los del pueblo como primero.
Y Bath-sheba dijo: Bien; yo hablaré por ti al rey.
Y saliónos Sehón al encuentro, él y todo su pueblo, para pelear en Jaas.
Vinieron pues todos los ancianos de Israel al rey en Hebrón, y el rey David hizo con ellos alianza en Hebrón delante de Jehová; y ungieron á David por rey sobre Israel.
Y dijo Abimelech: He aquí mi tierra está delante de ti, habita donde bien te pareciere.
Entonces Abraham se convino con Ephrón, y pesó Abraham á Ephrón el dinero que dijo, oyéndolo los hijos de Heth, cuatrocientos siclos de plata, de buena ley entre mercaderes.
Mas si no me lo supiereis declarar, vosotros me daréis las treinta sábanas y las treinta mudas de vestidos. Y ellos respondieron: Propónnos tu enigma, y lo oiremos.
Y envié mensajeros desde el desierto de Cademoth á Sehón rey de Hesbón, con palabras de paz, diciendo:
Por esto llamó á aquel lugar Beer-seba; porque allí juraron ambos.
Entra, y habla á Faraón rey de Egipto, que deje ir de su tierra á los hijos de Israel.
Jehová también echará todas estas gentes de delante de vosotros y poseeréis gentes grandes y más fuertes que vosotros.
Para hacerte saber la certidumbre de las razones verdaderas, para que puedas responder razones de verdad á los que á ti enviaren?
Y añadió el Filisteo: Hoy yo he desafiado el campo de Israel; dadme un hombre que pelee conmigo.
Y paróse, y dió voces á los escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para qué salís á dar batalla? ¿no soy yo el Filisteo, y vosotros los siervos de Saúl? Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí:
Lo cual viendo los cinco príncipes de los Filisteos, volviéronse á Ecrón el mismo día.
Y aconteció que cuando la llevaba, él la persuadió que pidiese á su padre tierras para labrar. Ella entonces se apeó del asno. Y Caleb le dijo: ¿Qué tienes?
Y Jehová habló á Moisés, diciendo:
Entonces él dijo: ¿Qué prenda te daré? Ella respondió: Tu anillo, y tu manto, y tu bordón que tienes en tu mano. Y él se los dió, y entró á ella, la cual concibió de él.
Y los ancianos de Galaad respondieron á Jephté: Por esta misma causa tornamos ahora á ti, para que vengas con nosotros, y pelees contra los hijos de Ammón, y nos seas cabeza á todos los que moramos en Galaad.
Señor mío, escúchame: la tierra vale cuatrocientos siclos de plata: ¿qué es esto entre mí y ti? entierra pues tu muerto.
Y el corazón de los necios entenderá para saber, y la lengua de los tartamudos será desenvuelta para hablar claramente.
Señor mío, escúchame: la tierra vale cuatrocientos siclos de plata: ¿qué es esto entre mí y ti? entierra pues tu muerto.
E hizo arrodillar los camellos fuera de la ciudad, junto á un pozo de agua, á la hora de la tarde, á la hora en que salen las mozas por agua.
Y paróse, y dió voces á los escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para qué salís á dar batalla? ¿no soy yo el Filisteo, y vosotros los siervos de Saúl? Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí:
Mas Abner hijo de Ner, general de ejército de Saúl, tomó á Is-boseth hijo de Saúl, é hízolo pasar al real:
Y envió Moisés á reconocer á Jazer; y tomaron sus aldeas, y echaron al Amorrheo que estaba allí.
Y David respondió, y dijo: He aquí la lanza del rey; pase acá uno de los criados, y tómela.
Y yo saldré y estaré junto á mi padre en el campo donde estuvieres: y hablaré de ti á mi padre, y te haré saber lo que notare.
Allí estaba el joven Benjamín señoreador de ellos, los príncipes de Judá en su congregación, los príncipes de Zabulón, los príncipes de Nephtalí.
Hazme acordar, entremos en juicio juntamente; relata tú para abonarte.
Este nuestro pan tomamos caliente de nuestras casas para el camino el día que salimos para venir á vosotros; y helo aquí ahora que está seco y mohoso:
Y envió Moisés embajadores al rey de Edom desde Cades: Así dice Israel tu hermano: Tú has sabido todo el trabajo que nos ha venido:
Y he aquí los siervos de David y Joab, que venían del campo, y traían consigo gran presa. Mas Abner no estaba con David en Hebrón, que ya lo había él despedido, y él se había ido en paz.
Dijo más Faraón á José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto.
Y habló con ellos, diciendo: Si tenéis voluntad que yo sepulte mi muerto de delante de mí, oidme, é interceded por mí con Ephrón, hijo de Zohar,
Estos versículos sobre negociación revelan que la sabiduría bíblica proporciona una guía perdurable para navegar desacuerdos y llegar a acuerdos mutuamente beneficiosos. Subrayan la importancia de la honestidad, la integridad y la equidad, recordándonos evitar el engaño y priorizar resultados justos. Además, destacan el valor de la humildad, la escucha activa y la búsqueda de consejo sabio en situaciones complejas. Al reflexionar sobre estos principios, podemos abordar las negociaciones no como juegos de suma cero impulsados por el interés propio, sino como oportunidades para la resolución colaborativa de problemas arraigada en el respeto y la comprensión. En última instancia, aplicar estas lecciones bíblicas puede transformar la negociación de una fuente de conflicto en un camino hacia la reconciliación y relaciones fortalecidas, reflejando los valores de paz y justicia que son centrales en la fe cristiana.