Versículos bíblicos sobre Nostalgia
Versículos bíblicos sobre Nostalgia
El alma a menudo dirige su mirada hacia atrás, atraída por los ecos de la memoria. Este anhelo, esta 'nostalgia', no es mera sentimentalidad si lo abordamos a través de la luz de la Palabra de Dios. La Escritura ilumina estas reflexiones, mostrándonos cómo el pasado puede servir como maestro, fuente de gratitud por la gracia recibida y recordatorio de la peregrinación que aún está por venir. Comprender este impulso de manera bíblica ancla nuestras memorias en la verdad, guiándonos hacia la madurez espiritual y una anticipación esperanzada de las promesas eternas de Dios, en lugar de perdernos en sombras temporales.
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Y enterráronlo en el término de su heredad en Timnath-sera, en el monte de Ephraim, al norte del monte de Gaas.
También murió Eleazar, hijo de Aarón; al cual enterraron en el collado de Phinees su hijo, que le fué dado en el monte de Ephraim.
Y enterráronlo en el término de su posesión en Timnath-sera, que está en el monte de Ephraim, al norte del monte de Gaas.
Scripture Passages
Hijo de Jahat, hijo de Gersón, hijo de Leví.
Hijo de Athanai, hijo de Zera, hijo de Adaia;
Y tornó á decir á su padre: Hágasme esto: déjame por dos meses que vaya y descienda por los montes, y llore mi virginidad, yo y mis compañeras.
Y murió Jair, y fué sepultado en Camón.
El entonces dijo: Ve. Y dejóla por dos meses. Y ella fué con sus compañeras, y lloró su virginidad por los montes.
Y como los Israelitas vieron muerto á Abimelech, fuéronse cada uno á su casa.
Y todo el que lo veía, decía: Jamás se ha hecho ni visto tal cosa, desde el tiempo que los hijos de Israel subieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Considerad esto, dad consejo, y hablad.
Y murió Ibzan, y fué sepultado en Beth-lehem.
Pasando pues, caminaron, y púsoseles el sol junto á Gabaa, que era de Benjamín.
Y había un joven de Beth-lehem de Judá, de la tribu de Judá, el cual era Levita; y peregrinaba allí.
Y murió Elón, Zabulonita, y fué sepultado en Ajalón en la tierra de Zabulón.
Y llamaron el nombre de aquella ciudad Dan, conforme al nombre de Dan su padre, hijo de Israel, bien que antes se llamaba la ciudad Lais.
Los hijos de Besai, trescientos veinticuatro;
Y descendieron sus hermanos y toda la casa de su padre, y tomáronle, y lleváronle, y le sepultaron entre Sora y Esthaol, en el sepulcro de su padre Manoa. Y él juzgó á Israel veinte años.
Fueron y asentaron campo en Chîriath-jearim, en Judá; de donde aquel lugar fué llamado el campo de Dan, hasta hoy: está detrás de Chîriath-jearim.
Y Aminadab engendró á Nahasón, y Nahasón engendró á Salmón;
Anduvieron pues ellas dos hasta que llegaron á Beth-lehem: y aconteció que entrando en Beth-lehem, toda la ciudad se conmovió por razón de ellas, y decían: ¿No es ésta Noemi?
Entonces los hijos de Israel se fueron también de allí, cada uno á su tribu y á su familia, saliendo de allí cada uno á su heredad.
El nombre de aquel varón era Elimelech, y el de su mujer Noemi; y los nombres de sus dos hijos eran, Mahalón y Chelión, Ephrateos de Beth-lehem de Judá. Llegaron pues á los campos de Moab, y asentaron allí.
Y estad atentos: y cuando viereis salir las hijas de Silo á bailar en corros, vosotros saldréis de las viñas, y arrebataréis cada uno mujer para sí de las hijas de Silo, y os iréis á tierra de Benjamín:
Déos Jehová que halléis descanso, cada una en casa de su marido: besólas luego, y ellas lloraron á voz en grito.
Y Salmón engendró á Booz, y Booz engendró á Obed;
Luego dijo al pariente: Noemi, que ha vuelto del campo de Moab, vende una parte de las tierras que tuvo nuestro hermano Elimelech;
Y Hesrón engendró á Ram, y Ram engendró á Aminadab;
Los hijos de Hariph, ciento doce;
Fuése luego Samuel á Rama, y Saúl subió á su casa en Gabaa de Saúl.
Y Azarías engendró á Amarías, y Amarías engendró á Achîtob;
Y los hijos de Saúl fueron Jonathán, Isui, y Melchi-sua. Y los nombres de sus dos hijas eran, el nombre de la mayor, Merab, y el de la menor, Michâl.
Estos pues con sus hijos asistían: de los hijos de Coath, Hemán cantor, hijo de Joel, hijo de Samuel;
Porque Cis padre de Saúl, y Ner padre de Abner, fueron hijos de Abiel.
Elcana su hijo, Abiasaph su hijo, Asir su hijo,
Joab su hijo, Iddo su hijo, Zera su hijo, Jeothrai su hijo.
Y Azarías engendró á Seraíah, y Seraíah engendró á Josadec.
Su segundo Chileab, de Abigail la mujer de Nabal, el del Carmelo; el tercero, Absalóm, hijo de Maachâ, hija de Talmai rey de Gessur:
A los que estaban en Beth-el, y en Ramoth al mediodía, y á los que estaban en Jattir;
¡Cómo han caído los valientes en medio de la batalla! ¡Jonathán, muerto en tus alturas!
Y endechó David á Saúl y á Jonathán su hijo con esta endecha.
Y á los que estaban en Aroer, y en Siphmoth, y á los que estaban en Esthemoa;
Y Japhia, y Elisama, y Eliada, y Eliphelet.
Y á los que estaban en Rachâl, y á los que estaban en las ciudades de Jerameel, y á los que estaban en las ciudades del Cineo;
Esta inclinación humana a mirar hacia tiempos pasados, que llamamos nostalgia, revela más que un simple recuerdo. Es un sutil barómetro espiritual, indicando si nuestros corazones están anclados en comodidades terrenales desaparecidas o en las promesas eternas de Dios. Las Escrituras, mientras nos invitan a recordar Sus grandes obras a lo largo de las edades, nos advierten contra un anhelo por estados anteriores que genera descontento o impide el avance en la fe. Que estos ecos de ayer no se conviertan en cadenas que nos aten a lo que se ha ido, sino más bien, cuando se filtran a través del lente de la verdad divina, que sirvan como recordatorios de Su fidelidad perdurable y del hogar último hacia el cual avanzamos, un hogar más allá del alcance de la decadencia del tiempo terrenal. Que el recuerdo de la gracia pasada alimente la esperanza de la gracia presente y futura.