Versículos bíblicos sobre Oración
Versículos bíblicos sobre Oración
La oración, una sagrada conversación con lo Divino, es una piedra angular de la fe bellamente iluminada a lo largo de la Escritura. Explorar los versículos de la Biblia sobre la oración desvela su profunda importancia, revelando cómo nos conecta con el poder, la sabiduría y el amor ilimitado de Dios. A través de la oración, encontramos consuelo en tiempos de aflicción, guía en momentos de incertidumbre y fuerza para superar los desafíos de la vida. Entender la oración a través de la Escritura nos equipa para cultivar una relación más profunda y significativa con Dios, aprendiendo a acercarnos a Él con humildad, gratitud y confianza inquebrantable. Que estos versículos te inspiren a abrazar el poder transformador de la oración en tu propia vida, experimentando la paz y el cumplimiento que ofrece.
Most Helpful Verses
Begin your study with these carefully selected passages
Ella no comerá cosa que proceda de vid que da vino; no beberá vino ni sidra, y no comerá cosa inmunda: ha de guardar todo lo que le mandé.
Levantóse luego el varón para irse, él, y su concubina, y su criado. Entonces su suegro, el padre de la moza, le dijo: He aquí el día declina para ponerse el sol, ruégote que os estéis aquí la noche; he aquí que el día se acaba, ten aquí la noche, para que se alegre tu corazón; y mañana os levantaréis temprano á vuestro camino, y llegarás á tus tiendas.
Rubén, tú eres mi primogénito, mi fortaleza, y el principio de mi vigor; principal en dignidad, principal en poder.
Scripture Passages
Y APACENTANDO Moisés las ovejas de Jethro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas detrás del desierto, y vino á Horeb, monte de Dios.
Entonces Moisés mandó pregonar por el campo, diciendo: Ningún hombre ni mujer haga más obra para ofrecer para el santuario. Y así fué el pueblo impedido de ofrecer;
Mas las casas de las aldeas que no tienen muro alrededor, serán estimadas como una haza de tierra: tendrán redención, y saldrán en el jubileo.
Y si abominareis mis decretos, y vuestra alma menospreciare mis derechos, no ejecutando todos mis mandamientos, é invalidando mi pacto;
Entonces dijo Moisés á Hobab, hijo de Ragüel Madianita, su suegro: Nosotros nos partimos para el lugar del cual Jehová ha dicho: Yo os lo daré. Ven con nosotros, y te haremos bien: porque Jehová ha hablado bien respecto á Israel.
Y entonces se mostrará la señal del Hijo del hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del hombre que vendrá sobre las nubes del cielo, con grande poder y gloria.
Entonces llegó Jesús con ellos á la aldea que se llama Gethsemaní, y dice á sus discípulos: Sentaos aquí, hasta que vaya allí y ore.
Y yéndose un poco más adelante, se postró sobre su rostro, orando, y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí este vaso; empero no como yo quiero, sino como tú.
Velad y orad, para que no entréis en tentación: el espíritu á la verdad está presto, mas la carne enferma.
Otra vez fué, segunda vez, y oró diciendo: Padre mío, si no puede este vaso pasar de mí sin que yo lo beba, hágase tu voluntad.
Y dejándolos fuése de nuevo, y oró tercera vez, diciendo las mismas palabras.
Entonces vino á sus discípulos y díceles: Dormid ya, y descansad: he aquí ha llegado la hora, y el Hijo del hombre es entregado en manos de pecadores.
También sobre su cama es castigado con dolor fuerte en todos sus huesos,
Oid, sabios, mis palabras; y vosotros, doctos, estadme atentos.
Todos los que están conmigo te saludan. Saluda á los que nos aman en la fe. La gracia sea con todos vosotros. Amén. A Tito, el cual fué el primer obispo ordenado á la iglesia de los Cretenses, escrita de Nicópolis de Macedonia.
Gracia á vosotros y paz de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, ruégote que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, porque halle gracia en tus ojos: y mira que tu pueblo es aquesta gente.
¿O sólo yo y Bernabé no tenemos potestad de no trabajar?
No hay como el Dios de Jeshurun, montado sobre los cielos para tu ayuda, y sobre las nubes con su grandeza.
Pidiéndonos con muchos ruegos, que aceptásemos la gracia y la comunicación del servicio para los santos.
De manera que exhortamos á Tito, que como comenzó antes, así también acabe esta gracia entre vosotros también.
Y en la ley Moisés nos mandó apedrear á las tales: tú pues, ¿qué dices?
Entonces los Fariseos le dijeron: Tú de ti mismo das testimonio: tu testimonio no es verdadero.
Ya ha mucho que he entendido de tus mandamientos, que para siempre los fundaste.
Y haré talar sus vides y sus higueras, de que ha dicho: Mi salario me son, que me han dado mis amantes. Y reducirélas á un matorral, y las comerán las bestias del campo.
No temas, gusano de Jacob, oh vosotros los pocos de Israel; yo te socorrí, dice Jehová, y tu Redentor el Santo de Israel.
No se cansará, ni desmayará, hasta que ponga en la tierra juicio; y las islas esperarán su ley.
No tuve reposo en mi espíritu, por no haber hallado á Tito mi hermano: así, despidiéndome de ellos, partí para Macedonia.
Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye; abre, oh Jehová, tus ojos, y mira: y oye todas las palabras de Sennachêrib, el cual ha enviado á blasfemar al Dios viviente.
Orando también juntamente por nosotros, que el Señor nos abra la puerta de la palabra, para hablar el misterio de Cristo, por el cual aun estoy preso,
El hombre sabio es fuerte; y de pujante vigor el hombre docto.
Tal será el conocimiento de la sabiduría á tu alma: si la hallares tendrá recompensa, y al fin tu esperanza no será cortada.
Tu Dios ha ordenado tu fuerza; confirma, oh Dios, lo que has obrado en nosotros.
Al que hirió á Egipto en sus primogénitos, porque para siempre es su misericordia.
Y si el justo con dificultad se salva, ¿á dónde aparecerá el infiel y el pecador?
Dios mío, líbrame de la mano del impío, de la mano del perverso y violento.
Que todo el tiempo que mi alma estuviere en mí, y hubiere hálito de Dios en mis narices,
Y como hubo dicho estas cosas, se puso de rodillas, y oró con todos ellos.
Y cumplidos aquellos días, salimos acompañándonos todos, con sus mujeres é hijos, hasta fuera de la ciudad; y puestos de rodillas en la ribera, oramos.
Y ellos como lo oyeron, glorificaron á Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de Judíos hay que han creído; y todos son celadores de la ley:
La Biblia desborda de guía y aliento respecto a la oración, revelándola no como una obligación religiosa, sino como una conversación vital y vivificante con Dios. Desde la viuda persistente en Lucas 18 hasta el ejemplo propio de Jesús de oración ferviente en Getsemaní, estos versículos demuestran el poder de la comunicación consistente, la honestidad sincera y la fe inquebrantable frente a la adversidad. Nos recuerdan que Dios oye y responde, aunque no siempre como esperamos, y que la oración cultiva intimidad con Él, moldeando nuestros deseos para alinearse con Su voluntad. Toma tiempo para reflexionar sobre estas Escrituras, permitiendo que te desafíen e inspiren en tu vida de oración. Considera cómo puedes profundizar tu comunicación con Dios, abrazando el privilegio de llevar tus gozos, tristezas y necesidades ante Su trono, confiando en Su amor y provisión. Que tu vida de oración sea un testimonio de tu fe y una fuente de fuerza y guía en cada estación.