Versículos bíblicos sobre Tentación
Versículos bíblicos sobre Tentación
Comprender la tentación a través de la Escritura es crucial para el crecimiento espiritual. La Biblia ofrece profundas percepciones sobre la naturaleza de la tentación, sus fuentes y, lo más importante, el camino para superarla. Al estudiar estos versículos, adquirimos sabiduría para reconocer los disfraces sutiles de la tentación y fuerza para resistir su atractivo. La Escritura ilumina la promesa de Dios de provisión y protección, recordándonos que no estamos solos en nuestras luchas. Nos equipa con la armadura espiritual necesaria para permanecer firmes en nuestra fe, fomentando la resiliencia y una dependencia más profunda del amor y la guía inquebrantables de Dios. Abraza estos versículos como una fuente de esperanza y un mapa de ruta hacia la victoria sobre la tentación.
Versículos más útiles
Comienza tu estudio con estos pasajes cuidadosamente seleccionados
Y cuando un hombre tuviere cópula con mujer, y ella fuere sierva desposada con alguno, y no estuviere rescatada, ni le hubiere sido dada libertad, ambos serán azotados: no morirán, por cuanto ella no es libre.
Y cualquiera que durmiere con su nuera, ambos han de morir: hicieron confusión; su sangre será sobre ellos.
Guardad pues mis mandamientos, y ejecutadlos: Yo Jehová.
Scripture Passages
Seis días se trabajará, y el séptimo día sábado de reposo será, convocación santa: ninguna obra haréis; sábado es de Jehová en todas vuestras habitaciones.
Sábado de reposo será á vosotros, y afligiréis vuestras almas, comenzando á los nueve del mes en la tarde: de tarde á tarde holgaréis vuestro sábado.
El que hiere algún animal, ha de restituirlo; mas el que hiere de muerte á un hombre, que muera.
Un mismo derecho tendréis: como el extranjero, así será el natural: porque yo soy Jehová vuestro Dios.
Y el séptimo año la tierra tendrá sábado de holganza, sábado á Jehová: no sembrarás tu tierra, ni podarás tu viña.
Lo que de suyo se naciere en tu tierra segada, no lo segarás; y las uvas de tu viñedo no vendimiarás: año de holganza será á la tierra.
Cuando tu hermano empobreciere, y vendiere algo de su posesión, vendrá el rescatador, su cercano, y rescatará lo que su hermano hubiere vendido.
Y cuando el hombre no tuviere rescatador, si alcanzare su mano, y hallare lo que basta para su rescate;
Entonces contará los años de su venta, y pagará lo que quedare al varón á quien vendió, y volverá á su posesión.
Mas si no alcanzare su mano lo que basta para que vuelva á él, lo que vendió estará en poder del que lo compró hasta el año del jubileo; y al jubileo saldrá, y él volverá á su posesión.
Y el varón que vendiere casa de morada en ciudad cercada, tendrá facultad de redimirla hasta acabarse el año de su venta: un año será el término de poderse redimir.
Y si no fuere redimida dentro de un año entero, la casa que estuviere en la ciudad murada quedará para siempre por de aquel que la compró, y para sus descendientes: no saldrá en el jubileo.
Mas las casas de las aldeas que no tienen muro alrededor, serán estimadas como una haza de tierra: tendrán redención, y saldrán en el jubileo.
Pero en cuanto á las ciudades de los Levitas, siempre podrán redimir los Levitas las casas de las ciudades que poseyeren.
Después que se hubiere vendido, podrá ser rescatado: uno de sus hermanos lo rescatará;
O su tío, ó el hijo de su tío lo rescatará, ó el cercano de su carne, de su linaje, lo rescatará; ó si sus medios alcanzaren, él mismo se redimirá.
Mas si no se redimiere en esos años, en el año del jubileo saldrá, él, y sus hijos con él.
Si anduviereis en mis decretos, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra;
Empero si no me oyereis, ni hiciereis todos estos mis mandamientos,
Y si abominareis mis decretos, y vuestra alma menospreciare mis derechos, no ejecutando todos mis mandamientos, é invalidando mi pacto;
Y quebrantaré la soberbia de vuestra fortaleza, y tornaré vuestro cielo como hierro, y vuestra tierra como metal:
Entonces la tierra holgará sus sábados todos los días que estuviere asolada, y vosotros en la tierra de vuestros enemigos: la tierra descansará entonces y gozará sus sábados.
Todo el tiempo que estará asolada, holgará lo que no holgó en vuestros sábados mientras habitabais en ella.
Y tropezarán los unos en los otros, como si huyeran delante de cuchillo, aunque nadie los persiga; y no podréis resistir delante de vuestros enemigos.
Estos son los decretos, derechos y leyes que estableció Jehová entre sí y los hijos de Israel en el monte de Sinaí por mano de Moisés.
Y si lo hubieren de redimir, añadirán su quinto sobre tu valuación.
Mas si el santificante redimiere su casa, añadirá á tu valuación el quinto del dinero de ella, y será suya.
Y si el que santificó la tierra quisiere redimirla, añadirá á tu estimación el quinto del dinero de ella, y quedaráse para él.
Mas si él no redimiere la tierra, y la tierra se vendiere á otro, no la redimirá más;
Mas si fuere de los animales inmundos, lo redimirán conforme á tu estimación, y añadirán sobre ella su quinto: y si no lo redimieren, se venderá conforme á tu estimación.
Pero ninguna cosa consagrada, que alguno hubiere santificado á Jehová de todo lo que tuviere, de hombres y animales, y de las tierras de su posesión, no se venderá, ni se redimirá: todo lo consagrado será cosa santísima á Jehová.
Cualquier anatema (cosa consagrada) de hombres que se consagrare, no será redimido: indefectiblemente ha de ser muerto.
Y si alguno quisiere redimir algo de sus décimas, añadirá su quinto á ello.
No mirará si es bueno ó malo, ni lo trocará: y si lo trocare, ello y su trueque serán cosas sagradas; no se redimirá.
Estos son los mandamientos que ordenó Jehová á Moisés, para los hijos de Israel, en el monte de Sinaí.
Y por los rescates de los doscientos y setenta y tres, que sobrepujan á los Levitas los primogénitos de los hijos de Israel,
Y darás á Aarón y á sus hijos el dinero por los rescates de los que de ellos sobran.
Tomó, pues, Moisés el dinero del rescate de los que resultaron de más de los redimidos por los Levitas:
Y Moisés dió el dinero de los rescates á Aarón y á sus hijos, conforme al dicho de Jehová, según que Jehová había mandado á Moisés.
Esta es la ley de los celos, cuando la mujer hiciere traición á su marido, y se amancillare;
La Biblia ofrece una profunda visión sobre la naturaleza de la tentación, su ubicuidad y el camino para superarla. A través de versículos que destacan las propias pruebas de Jesús, las advertencias contra los deseos mundanos y la promesa del apoyo de Dios, obtenemos una comprensión integral de esta lucha universal. Estas Escrituras nos recuerdan que la tentación no es pecado, pero ceder a ella sí lo es. Enfatizan la importancia de la vigilancia, la oración y la dependencia de la fuerza de Dios para resistir. Reflexionar sobre estos versículos puede empoderarnos para identificar nuestras debilidades, desarrollar mecanismos de afrontamiento y buscar refugio en las promesas de la Escritura. Al involucrarnos activamente con estas enseñanzas, podemos cultivar la resiliencia, fortalecer nuestra fe y, en última instancia, vivir vidas que agraden a Dios y resistan el atractivo de la tentación.