Versículos bíblicos sobre Agua
Versículos bíblicos sobre el Agua
El agua, un elemento fundamental de la vida, fluye a través de las páginas de las Escrituras como un símbolo de limpieza espiritual, renovación y la misma esencia del poder vivificante de Dios. Explorar versículos bíblicos sobre el agua desvela profundas verdades sobre nuestra relación con Él. Desde las aguas de la creación en Génesis hasta el agua viva ofrecida por Jesús en Juan, el agua representa transformación, purificación y el aplacamiento de nuestra sed más profunda. Al estudiar estos versículos, obtenemos una comprensión más profunda de la gracia de Dios, su promesa de salvación y el rol vital que juega la fe en nutrir nuestras almas, permitiéndonos florecer en su amor y propósito, tal como el agua nutre a todas las cosas vivientes.
Versículos más útiles
Comienza tu estudio con estos pasajes cuidadosamente seleccionados
Y degollará la una avecilla en una vasija de barro sobre aguas vivas:
Y cualquiera que tocare á su cama, lavará sus vestidos, y después de lavarse con agua, será inmundo hasta la tarde.
Y todo aquel á quien tocare el que tiene flujo, y no lavare con agua sus manos, lavará sus vestidos, y á sí mismo se lavará con agua, y será inmundo hasta la tarde.
Scripture Passages
La túnica santa de lino se vestirá, y sobre su carne tendrá pañetes de lino, y ceñiráse el cinto de lino; y con la mitra de lino se cubrirá: son las santas vestiduras: con ellas, después de lavar su carne con agua, se ha de vestir.
Lavará luego su carne con agua en el lugar del santuario, y después de ponerse sus vestidos saldrá, y hará su holocausto, y el holocausto del pueblo, y hará la reconciliación por sí y por el pueblo.
Y el que hubiere llevado el macho cabrío á Azazel, lavará sus vestidos, lavará también con agua su carne, y después entrará en el real.
Y cuando se hubiere limpiado de su flujo el que tiene flujo, se ha de contar siete días desde su purificación, y lavará sus vestidos, y lavará su carne en aguas vivas, y será limpio.
Y si el que tiene flujo escupiere sobre el limpio, éste lavará sus vestidos, y después de haberse lavado con agua, será inmundo hasta la tarde.
Y la mujer con quien el varón tuviera ayuntamiento de semen, ambos se lavarán con agua, y serán inmundos hasta la tarde.
Y la vasija de barro en que tocare el que tiene flujo, será quebrada; y toda vasija de madera será lavada con agua.
Luego tomará el sacerdote del agua santa en un vaso de barro: tomará también el sacerdote del polvo que hubiere en el suelo del tabernáculo, y echarálo en el agua.
Y hará el sacerdote estar en pie á la mujer delante de Jehová, y descubrirá la cabeza de la mujer, y pondrá sobre sus manos el presente de la recordación, que es el presente de celos: y el sacerdote tendrá en la mano las aguas amargas que acarrean maldición.
Y partidos de Alús, asentaron en Rephidim, donde el pueblo no tuvo aguas para beber.
Toma la vara, y reune la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad á la peña en ojos de ellos; y ella dará su agua, y les sacarás aguas de la peña, y darás de beber á la congregación, y á sus bestias.
Y para el inmundo tomarán de la ceniza de la quemada vaca de la expiación, y echarán sobre ella agua viva en un vaso:
De sus manos destilarán aguas, y su simiente será en muchas aguas: y ensalzarse ha su rey más que Agag, y su reino será ensalzado.
Entonces cantó Israel esta canción: Sube, oh pozo; á él cantad:
Entonces alzó Moisés su mano, é hirió la peña con su vara dos veces: y salieron muchas aguas, y bebió la congregación, y sus bestias.
Y habló el pueblo contra Dios y Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? que ni hay pan, ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano.
Y á la corriente de los arroyos que va á parar en Ar, y descansa en el término de Moab.
Además lavaréis vuestros vestidos el séptimo día, y así seréis limpios; y después entraréis en el campo.
Y partidos de Elim, asentaron junto al mar Bermejo.
Y casas llenas de todo bien, que tú no henchiste, y cisternas cavadas, que tú no cavaste, viñas y olivares que no plantaste: luego que comieres y te hartares,
Levantaos ahora, y pasad el arroyo de Zered. Y pasamos el arroyo de Zered.
Esto comeréis de todo lo que está en el agua: todo lo que tiene aleta y escama comeréis;
Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes, de abismos que brotan por vegas y montes;
Solamente que no comas su sangre: sobre la tierra la derramarás como agua.
Cuando yo subí al monte para recibir las tablas de piedra, las tablas del pacto que Jehová hizo con vosotros, estuve entonces en el monte cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua:
Y el somormujo, y el calamón, y el corvejón,
Porque hemos oído que Jehová hizo secar las aguas del mar Bermejo delante de vosotros, cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho á los dos reyes de los Amorrheos que estaban de la parte allá del Jordán, á Sehón y á Og, á los cuales habéis destruído.
Manda á los sacerdotes que llevan el arca del testimonio, que suban del Jordán.
Y á José dijo: Bendita de Jehová su tierra, por los regalos de los cielos, por el rocío, y por el abismo que abajo yace,
Y constituyólos Josué aquel día por leñadores y aguadores para la congregación y para el altar de Jehová, en el lugar que él escogiese: lo que son hasta hoy.
Y los príncipes les dijeron: Vivan; mas sean leñadores y aguadores para toda la congregación, como los príncipes les han dicho.
El término del oriente es el mar Salado hasta el fin del Jordán. Y el término de la parte del norte, desde la lengua del mar, desde el fin del Jordán:
Y desde la campiña hasta la mar de Cinneroth, al oriente; y hasta la mar de la llanura, el mar Salado, al oriente, por el camino de Beth-jesimoth; y desde el mediodía debajo de las vertientes del Pisga.
Y de Tappua torna este término hacia la mar al arroyo de Cana, y sale á la mar. Esta es la heredad de la tribu de los hijos de Ephraim por sus familias.
Y LA suerte del los hijos de José salió desde el Jordán de Jericó hasta las aguas de Jericó hacia el oriente, al desierto que sube de Jericó al monte de Beth-el:
Y saqué á vuestros padres de Egipto: y como llegaron á la mar, los Egipcios siguieron á vuestros padres hasta el mar Bermejo con carros y caballería.
Ella entonces le respondió: Dame una bendición: que pues me has dado tierra de secadal, me des también fuentes de aguas. Entonces Caleb le dió las fuentes de arriba y las fuentes de abajo.
Barriólos el torrente de Cisón, el antiguo torrente, el torrente de Cisón. Hollaste, oh alma mía, con fortaleza.
Y Jehová dijo á Gedeón: Aun es mucho el pueblo; llévalos á las aguas, y allí yo te los probaré; y del que yo te dijere: Vaya este contigo, vaya contigo: mas de cualquiera que yo te dijere: Este no vaya contigo, el tal no vaya.
LEVANTÁNDOSE pues de mañana Jerobaal, el cual es Gedeón, y todo el pueblo que estaba con él, asentaron el campo junto á la fuente de Harod: y tenía el campo de los Madianitas al norte, de la otra parte del collado de More, en el valle.
Desde los arroyos refrescantes de Génesis hasta el río vivificante en Apocalipsis, el agua impregna las Escrituras como un poderoso símbolo. Estos versículos demuestran el rol multifacético del agua: limpiando y purificando, sosteniendo la vida tanto física como espiritualmente, representando la gracia transformadora de Dios e incluso simbolizando caos y juicio. Reflexionar en estos pasajes nos permite apreciar el agua no solo como un elemento común, sino como una representación tangible de la presencia y el poder de Dios en nuestras vidas. Que tengamos sed del agua viva que Jesús ofrece, permitiendo que purifique nuestros corazones, aplaque nuestra sequedad espiritual y nos empodere para vivir una vida que refleje la abundancia y renovación que Él provee. Que estas Escrituras nos animen a buscar su presencia vivificante diariamente, extrayendo fuerza y sustento del manantial de su amor.